Salvación
La salvación implica la redención de todo el hombre y se ofrece gratuitamente a todos los que aceptan a Jesucristo como Señor y Salvador, quien por su propia sangre obtuvo redención eterna para el creyente. En su sentido más amplio, la salvación incluye la regeneración, la justificación, la santificación y la glorificación. No hay salvación aparte de la fe personal en Jesucristo como Señor.
A. La regeneración, o el nuevo nacimiento, es una obra de la gracia de Dios por la cual los creyentes se convierten en nuevas criaturas en Cristo Jesús. Es un cambio de corazón obrado por el Espíritu Santo mediante la convicción de pecado, al cual el pecador responde con arrepentimiento hacia Dios y fe en el Señor Jesucristo. El arrepentimiento y la fe son experiencias inseparables de la gracia.
El arrepentimiento es un cambio genuino del pecado hacia Dios. La fe es la aceptación de Jesucristo y la entrega de toda la personalidad a Él como Señor y Salvador.
B. La justificación es la absolución plena y misericordiosa de Dios, basada en los principios de su justicia, de todos los pecadores que se arrepienten y creen en Cristo. La justificación lleva al creyente a una relación de paz y favor con Dios.
C. La santificación es la experiencia, que comienza en la regeneración, por la cual el creyente es apartado para los propósitos de Dios y es capacitado para progresar hacia la madurez moral y espiritual mediante la presencia y el poder del Espíritu Santo que mora en él. El crecimiento en la gracia debe continuar durante toda la vida de la persona regenerada.
D. La glorificación es la culminación de la salvación y es el estado final, bendito y permanente de los redimidos.